Una experiencia de autoconocimiento y transformación
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¿Quién no ha jugado alguna vez al Juego de la Oca? Sin embargo, no todos saben que este famoso juego de mesa es un recorrido simbólico que esconde valiosa información sobre el camino de la vida. ¿Te gustaría descubrir sus secretos?
Te propongo vivir una experiencia en la que conoceremos la historia y los misterios de este juego de cuyo origen nos llevará de Egipto a Creta, de Grecia a Roma, sin olvidar su posible relación con los Caballeros Templarios, los constructores de las catedrales y el Camino de Santiago, así como la documentada conexión con la familia Medici y el rey Felipe II. Pero, sobre todo, descubriremos la vinculación de todo su recorrido con el culto a la Magna Mater, la Diosa, para desvelar en sus símbolos un camino de transformación y renovación profunda que evoca antiquísimos recorridos iniciáticos de la remota antigüedad.
Cada participante recibe un pequeño manual con la interpretación de los símbolos y una serie de preguntas, afirmaciones y reflexiones que transforman el juego de siempre en una herramienta útil para un autoconocimiento profundo que puede ser utilizada en solitario o con otros.
Al observar la forma del tablero, es fácil ver que el recorrido que el Juego de la Oca nos propone es del todo evidente. Su forma espiral (símbolo de evolución) va de afuera hacia dentro en el sentido inverso de las agujas del reloj: el camino de nuestra evolución va hacia el interior y nos recuerda quiénes somos en verdad, más allá de los condicionantes familiares y sociales, de nuestros miedos y falsas creencias, de nuestras ilusorias limitaciones e inevitables resistencias. De todo ello y de mucho más nos hablan El Puente, La Posada, La Cárcel, Los Dados, El Laberinto, La Muerte… Y, por supuesto, las ocas: símbolos que nos susurrn secretos nosotros mismos y que ponen luz a nuestro camino evolutivo, ese que conduce a la alegría de vivir, al Paraíso Terrenal, al Cielo en la Tierra representado por esa última casilla que se conoce como El Jardín de la Oca, esa casilla 63 que simboliza no un lugar sino un estado de conciencia.
Jugaremos una partida diferente. A medida que vayamos recorriendo la espiral de las ocas, los misterios de este juego que es mucho más que un juego se nos irán revelando. Recorreremos el tablero en diferentes elementos del paisaje, como si de un peregrinaje se tratara, profundizando a cada paso en el autoconocimiento y programando un renacimiento a una nueva vida, más auténtica y plena, en la que manifestar una mejor versión de nosotros mismos.
¿JUEGAS?
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También versión online: para que puedas recorrer la espiral sagrada desde donde tú quieras.
